Precisamente ahora los clientes esperan la mejor experiencia de usuario
Frente a la incertidumbre, la empatía. El factor competitivo de atender a los clientes con más cercanía que nunca.
¿La economía es también un estado de ánimo? Por supuesto. Más aún cuando el impacto profesional es de tal calibre que afecta como nunca antes lo personal. Las empresas hacen equilibrios épicos para cuidar a sus plantillas, no descuidar a sus clientes y adaptar su actividad al plano online. Y los consumidores afrontan el mismo desafío, intentan defender su propia viabilidad económica con las mínimas sacudidas posibles.
Además interviene el factor tiempo: aunque el confinamiento se reduzca paulatinamente y reflote la actividad, las precauciones sanitarias seguirán limitando el contacto presencial -y por lo tanto potenciando el virtual- durante meses. Esto implicará cambios con tendencia a hacerse permanentes y las empresas deben prepararse con soluciones más estables que coyunturales. Ejemplo: alguien que apenas recurría al comercio online ahora por necesidad comprueba su eficacia y pasa de cliente potencial a convencido en días.